Se puede entender la metacognición como producto o como proceso.
Nos referimos a la metacognición como producto cuando la vinculamos con el conocimiento que tenemos sobre nuestro funcionamiento cognitivo. Este es un conocimiento declarativo: "saber qué ". Por ejemplo, saber que la organización de la información en un esquema facilita la comprensión.
Al referirnos a la metacognición como proceso, aludimos al conocimiento de los procedimientos de supervisión y regulación que implementamos sobre nuestra actividad cognitiva al enfrentar una tarea de aprendizaje. Este es el conocimiento procedimental:"saber cómo". Por ejemplo, seleccionar una estrategia para la organización de la información y estar en condiciones de evaluar el resultado obtenido.
En el planteamiento de Flavell (1976), la metacognición implica el conocimiento de la propia actividad y el control de dicha actividad. Es decir, conocer y controlar.
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